Los niños y las niñas poseen sus propios ritmos, sus estilos de desarrollo y aprendizajes, se caracterizan por su curiosidad, su sensibilidad, su espontaneidad y una permanente observación, exploración e investigación del ambiente que le rodea. Tomando en cuenta los estudios de Piaget, en su teoría interaccionista, el niño/a evoluciona en su desarrollo, desde el nacimiento hasta la adolescencia a través de cuatro etapas, cada etapa es el resultado de la interacción de factores hereditarios y ambientales y resulta distinta de las demás.